La economía circular sigue siendo el reto más importante al que tiene que hacer frente el sector de los plásticos en la actualidad. Las empresas están en pleno proceso de reconversión hacia un modelo de negocio más sostenible, tanto desde el punto de vista económico como medioambiental, y eso supone revisar los procesos, servicios y productos de toda la cadena de valor, evitando el greenwashing.
Para apoyar esta transición, Aimplas, Instituto Tecnológico del Plástico, tiene una larga trayectoria en el impulso de la circularidad y, año tras año, sigue incrementando su oferta en proyectos, servicios y formación para ayudar al tejido empresarial. Concretamente, a lo largo de 2023, el centro tecnológico trabajó con más de 1.500 empresas en algún tipo de acciones relacionadas con la economía circular.
Las principales líneas de trabajo de 2023 en materia de I+D+i fueron las de ecodiseño; la incorporación de materiales biobasados, reciclados, reciclables, biodegradables o compostables; el desarrollo de nuevos modelos de negocio basados en la reparación y reutilización; la mejora de los sistemas de recogida, gestión y separación de residuos; la optimización de los procesos de reciclado mecánico, químico y enzimático para obtener materiales de calidad para su incorporación en aplicaciones de alto valor añadido; la obtención de plásticos a partir de residuos agroalimentarios, y la valorización a través de procesos de biodegradación y el compostaje.
Concretamente, en el área de proyectos de I+D+i, durante el año pasado se presentaron un total de 206 proyectos relacionados con la economía circular, un 10% más que el año anterior. En esta línea, se llevaron a cabo proyectos como Raspons, que ha dado como resultado productos compostables símil cartón a partir de subproductos agrícolas procedentes del sector vitivinícola; Fustarise, que permite obtener adhesivos y envases sostenibles a partir de residuos de la poda gracias a la mecanoquímica, y Ellipse, un proyecto europeo que valoriza residuos de mataderos y lodos y pasta de papel para su aplicación en agricultura y cuidado personal. Y otros como Recritic, que hará posible el reciclado de aparatos eléctricos y electrónicos para recuperar materias primas críticas; BIOICEP, que desarrolla métodos para obtener bioplásticos a partir de plásticos convencionales, o Recicautxu, que busca soluciones de valorización para neumáticos fuera de uso para su uso en construcción.
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